lunes, 7 de septiembre de 2009

De Maquiavelo, Juanito y Martha García

Jacinto Martínez
Uno de los teóricos de la necesidad de la perversión del poder político para conservarlo escribió una obra que es clásica al respecto. El italiano Nicolás Maquiavelo escribió “El Príncipe”, como teoría política sobre la naturaleza del poder y la forma de conservarlo; y sostienen que es a través de conductas perversas como se puede lograr y, para justificarlo, hay diversidad de razones.

En alguna parte de la obra, Maquiavelo aconseja al gobernante ser como la zorra pero, también, como el león: “Es necesario, por consiguiente, ser zorra, para conocer los lazos, y león, para espantar a los lobos”. Verdad indiscutible en la aplicación que a la política hace de ella Maquiavelo. “Nunca faltan razones legítimas a un príncipe para cohonestar la inobservancia de sus promesas, inobservancia autorizada en algún modo por infinidad de ejemplos demostrativos de que se han concluido muchos felices tratados de paz, y se han anulado muchos empeños funestos, por la sola infidelidad de los príncipes a su palabra. El que mejor supo obrar como zorra, tuvo mejor acierto” ( El Príncipe.- Nicolás Maquiavelo).

Pero además agrega con respecto a Las injusticias y los favores “Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores se deben hacer poco a poco con el objetivo de que se aprecien mejor. Los hombres, cuando reciben el bien de quien esperaban iba a causarles mal, se sienten más obligados con quien ha resultado ser su benefactor, el pueblo le cobra así un afecto mayor que si hubiera sido conducido al Principado con su apoyo”.

Y continua con Fidelidad a la palabra dada: “No puede un señor prudente –ni debe– guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelve en contra suya y han desaparecido los motivos que determinaron su promesa. Si los hombres fueran todos buenos, este precepto no sería correcto, pero –puesto que son malos y no te guardarían a ti su palabra– tú tampoco tienes por qué guardarles la tuya”.

La política tiene sus riesgos y algunos se pagan caros, desde su misma concepción como tal. Y es que a ultimas fechas ha surgido un personaje pintoresco que en un momento fue ridiculizado por su “presidente legitimo” Andrés Manuel (El Peje) en la delegación Iztapalapa, mismo que lo hizo jurar ante algunos de sus seguidores la renuncia al puesto de delegado, en caso de ganar.

El Peje, su creador, ahora da muestras de preocupación ya que Rafael Acosta, alias Juanito fue picado por el veneno mortal –del cual el mismo Peje fue víctima– de la soberbia y la ambición del poder: ahora Juanito ya no quiere renunciar.

¡Cuánta razón tenía Maquiavelo al expresar “el fin justifica los medios”.

Pero ¿quién es Juanito? El candidato del Partido del Trabajo a la jefatura delegacional, Rafael Acosta Ángeles —mejor conocido por su alias—, admite que su carrera en el servicio público es inexistente; niega haber recibido del lopezobradorismo la promesa de un cargo de consuelo y sostiene haber recibido de la calle la experiencia necesaria para ser considerado un serio aspirante a la delegación más poblada de México. Hoy es el hombre del cisma en Iztapalapa. Ya prepara su propio eslogan para ser impreso en miles de bandas tricolores, idénticas a las que usa en la cabeza: “Todos somos Juanito”. Qué pena ajena: cría cuervos y te sacaran los ojos.

Sin duda alguna estamos frente a lo que puede ser, si nosotros como ciudadanos no reflexionamos sobre la actual crisis política que está pasando nuestro país por la falta de liderazgos reales.

Los vientos de poder también se respiran aquí en Huajuapan, pues ya han surgido algunos suspirantes a las candidaturas por los diferentes partidos políticos a la presidencia municipal. Y tristemente también nos enteramos de que las aspiraciones de nuestra presidenta municipal van en ascenso, aunque os resultados sean pobres en su administración. ¿Será acaso que el Juanito que lleva dentro se empieza a asomar?

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