En buena hora…

Otra más de los maestros

Horacio Corro Espinosa

¿Qué es manifestarse? Manifestar es hacer público, es demostrar un sentimiento. Dar cauce abierto a una idea, a una queja, a un propósito.

Ora que hay modos y modos de clarificar, expresar el propósito. Clásicamente, los manifestantes hacen sentir en la calle, a la que todos concurren o por lo menos se asoman, su exigencia; y esas pretensiones las refuerzan con coros organizados y con leyendas alusivas en mantas y en pancartas.

Lo que se desvirtúa es el modo de manifestar las ideas simples o protestas específicas, porque el método que aplican como el de marchar por las calles, aun a costa de desquiciar la libertad del tránsito, es una cosa, y otra, mucho peor, es empezar por las medidas de presión de desquiciar el tránsito libre de los habitantes y los ciudadanos para llamar la atención o presionar a las autoridades encargadas, precisamente, de cuidar los derechos de los unos y de los otros; es decir, de los quejosos involucrados en un problema específico que a sus intereses concierne, y de los que nada o poco tienen que ver con ello.

Durante los últimos cuatro días de esta semana, un grupo de alborotadores o maestros, es lo mismo, bloqueó carreteras federales, estatales, oficinas públicas y privadas y, calles céntricas de varias ciudades de Oaxaca para exigir castigo a los responsables por la muerte del profesor de Jicayán, Norberto Artemio Camacho Sarabia.

Me hago varias preguntas: ¿Por qué a casi tres meses del fatal fallecimiento de Alberto Gazga, por la explosión de una camioneta cargada de cohetones en medio de la megamarcha, la sección 22 del SNTE hasta la fecha no ha respondido por ésta muerte? ¿Por qué el magisterio no ha pedido o presionado con marchas o plantones, como acostumbra hacerlo, para que resuelvan este caso las autoridades correspondientes? ¿Será que el mismo sindicato ha puesto cortinas de humo alrededor de la muerte del joven de 21 años para que nadie pregunte del millón 400 mil pesos que se recaudó al descontarle $20.00 a más de 70 mil maestros para entregarlo a los deudos de Alberto Gazga?

Y no tengo otra respuesta más que: ¡Hipócritas! ¡Convenencieros!