viernes, 19 de junio de 2009

Voto en blanco… ¿a quién beneficia?

Jacinto Martínez

De acuerdo con su significado original, democracia quiere decir gobierno del pueblo por el pueblo. El término democracia y sus derivados provienen, en efecto, de las palabras griegas demos (pueblo) y cratos (poder o gobierno). La democracia es, por lo tanto, una forma de gobierno, un modo de organizar el poder político en el que lo decisivo es que el pueblo no es sólo el objeto del gobierno lo que hay que gobernar sino también el sujeto que gobierna. Se distingue y se opone así clásicamente al gobierno de uno la monarquía o monocracia o al gobierno de pocos -la aristocracia y oligarquía. En cualquier caso, el principio constitutivo de la democracia es el de la soberanía popular, o en otros términos, el de que el único soberano legítimo es el pueblo.
La participación política es una de las actitudes más importantes en una democracia, ya que esta influye principalmente en los resultados de las elecciones y también en el desarrollo de la política de un país.
La participación ciudadana es esencial para asegurar la limpieza de los procesos electorales, pero ella debe estar motivada por los más altos ideales cívicos y nunca por el interés personal. No participar significa un grave retroceso en el proceso de consolidación democrática en nuestro país. La participación ciudadana debe ser un contrapeso de los partidos políticos en los procesos electorales
Sin embargo, la participación política no debe de ser entendida únicamente como el acto de ir a votar, sino como lo definen Sydney Verba y Norman Nie; como la capacidad que tienen los ciudadanos de influir en el gobierno.
Con preocupación vemos algo que es verdaderamente alarmante, y es que los intelectuales, la gente que se dedica a cultivar el intelecto, ahora están convocando a que la gente vote en blanco el 5 de julio.
Los especialistas recordaron que han sido las manifestaciones de descontento ciudadano las que en la historia moderna de México, han hecho posible la creación de instituciones, o su modernización para garantizar la alternancia y transparencia; pero que el proceso de consolidación de la democracia, no se agota ahí.
El abstencionismo le hace un enorme favor a la falta de rendición de cuentas, genera apatía, no de los ciudadanos frente a sus gobernantes, sino algo peor la apatía de los gobiernos frente a sus electores
Anular el voto, dejarlo en blanco o de plano no votar sólo favorece a los partidos con mejores estructuras, con mayor número de militantes o con más compromisos gremiales establecidos durante la campaña; no afecta, perjudica o agravia a sus intereses y ambiciones de poder.
Entonces ¿qué podemos hacer? ¿Cómo votar y hacer uso del voto? La respuesta requiere una somera explicación. Al votar estamos seleccionando un administrador público (para la presidencia municipal) o un representante legal (para las diputaciones local y federal) por tres años les pagaremos con los impuestos que nos cobran indirectamente a través de distintos productos como refrescos o cigarros, o directamente al SAT.
La incitación a “votar en blanco” despide el tufo de una nueva y peligrosa ultraderecha mexicana, copiada de los extremistas europeos que se empeñan en golpear a los gobiernos de origen socialdemócrata y democristiano, “votar en blanco” (anular el voto) sólo favorece a los interés mezquinos de quienes quieren ver a nuestro país hundido en una mediocridad y atrasó económico, político, cultural, y regresar a ese pasado en los que solo a unos cuantos les beneficio
Y estos mismos que incitan hoy a no votar, ¿mañana que convocaran? ¿Tomar la ley por propia mano?, ¿la desaparición de las instituciones gubernamentales? ¿La desaparición de los partidos políticos para instituir una dictadura autoritaria? Tenemos este 5 de julio, el futuro en nuestras manos, tomemos la mejor decisión y que el día de mañana nuestros hijos no nos lo reprochen.

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