viernes, 19 de junio de 2009


Roberto Ignacio Círigo

Este domingo es el Día del Padre y por eso salí a entrevistar a algunos papás, para saber cómo eran ellos de niños, qué pensaban de sus papás cuando los regañaban y qué piensan ahora que ya son papás.
Me di cuenta de que cuando eran niños casi todos eran juguetones y traviesos, y que todos convivieron con sus papás de manera diferente.
Al primero que entrevisté fue al doctor Abel Herrera Quiroz, quien tiene tres hijos y me platicó que cuando era niño veía a su papá como lo máximo y pensaba que cuando fuera grande debía ser igual o mejor que él. Dice que quiere mucho a su papá porque de él ha sacado muchas enseñanzas que ahora está aplicando con sus hijos.
El profesor José Guadalupe Palacios Villa se puso triste cuando le pregunté por su papá. Me platicó que no convivió con él porque sus papás se separaron cuando él era niño y que fue muy juguetón porque se crió en el campo, sembrando maíz, correteando lagartijas y jugando con sus amigos. Ahora su papá ya murió, pero si pudiera, le diría que lo quiere mucho y que nunca lo va a olvidar. El piensa que los papás le hacen mucha falta a los niños para jugar con ellos, para ayudarlos en las tareas y para darles consejos.
También entrevisté al licenciado Román Santiago Mendoza, quien tiene 6 hijos. Me contó qué él era muy travieso y juguetón, y por eso lo regañaban sus papás y sus maestros. Aunque les tenía temor cuando lo regañaban, porque antes los papás eran más duros, siempre le ha tenido mucho respeto a su papá. Ahora que ya creció dice que se lleva muy bien con él y que lo entiende, pero que con sus hijos trata de tener más apertura, juega mucho con ellos, hace bromas y trata de que lo vean más como un amigo.
Y por último entrevisté a don Carmelo Sosa Ramírez, quien es papá de 4 niños. El me dijo que de niño fue muy tranquilo y se iba al campo a trabajar. Su papá no lo regañaba porque él nunca le rezongaba, aunque ahora los niños son más inquietos. De niño pensaba que su papá era lo máximo y lo sigue pensando. Ahora le da gracias a Dios porque su papá todavía vive, y dice que lo tiene que cuidar, porque cuando él era niño sus papás lo cuidaban.
Yo también pienso que mi papá es lo máximo, y mis compañeritos con los que he platicado piensan lo mismo de sus papás. Por eso quiero felicitar a todos los papás y desearles que se pasen muy felices su Día del Padre porque todos los papás son ¡bien padres!

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