sábado, 13 de junio de 2009

“Espiral”, una historia honesta de la gente que se queda en los pueblos cuando todos emigran


Pedí apoyo en Oaxaca para filmar la película en una de las zonas más pobres del país y no me dieron ni un centavo.

Francisco Círigo

A diferencia de las cintas que abordan el fenómeno de la migración desde la perspectiva de quienes abandonan las comunidades para cruzar la frontera norte en busca del sueño americano, “Espiral”, ópera prima del cineasta huajuapeño Jorge Pérez Solano, habla de “la gente de la que casi nadie se acuerda: los que se quedan en los pueblos cuando todos se van”.
Rodada durante seis semanas en San Pedro Yodoyuxi, agencia perteneciente al municipio de Huajuapan, con un presupuesto de sólo diez millones de pesos –el costo promedio de una película es de entre 15 y 22 millones– la cinta mereció comentarios favorables de la crítica y tuvo una buena respuesta del público en su presentación en el Festival de Cine de Morelia, en octubre del año pasado. Sin embargo, su prueba de fuego la pasó el jueves 4 de junio, al ser presentada en la Novena Semana de la Cultura Mixteca que organiza la UTM, en una función que congregó a más de mil personas, muchas de las cuales tuvieron que permanecer en los pasillos del auditorio.
Resultado de un proceso de asimilación de la personalidad y del origen de su guionista y director (“durante muchos años me sentí discriminado y eso hizo que no me aceptara, que no quisiera ser de Oaxaca, de Huajuapan”), el proyecto original de “Espiral” se fue transformando y, de ser un documental, se fue volviendo ficción y fue encontrando gente que creyó en la cinta.
Sin embargo, Jorge Pérez tuvo que padecer en carne propia la negativa de las instancias oficiales: “Fui a Oaxaca a pedir apoyo para hacer una película en la Mixteca, una de las zonas más pobres del país, y no me dieron ni un peso”, refiere. Pero no se dio por vencido: entró al proyecto de “Operas Primas” patrocinado por el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM (CUEC), de donde es egresado, y por el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y obtuvo el premio de diez millones de pesos, que aunque era muy limitado, le permitió rodar la cinta.
Recuerda que cuando comentó a la gente de San Pedro Yodoyuxi –lugar de donde es originario su padre– que iba a rodar una película en ese lugar “no les cayó el veinte”, sobre todo porque pasaba el tiempo y no ocurría nada. No fue sino hasta que llegó con el equipo y con los camiones cuando la gente cayó en la cuenta de que algo estaba pasando. Aunque tal vez a muchos de quienes participaron como extras sólo terminó de “caerles el veinte” la tarde del jueves 4, cuando entre emocionados y sorprendidos, descubrieron en la pantalla sus calles, sus casas… y se vieron a sí mismos formando parte de la historia. “”Fue una experiencia que disfrutaron mucho; y fue un proceso de retroalimentación: ellos me alimentaron con sus historias y yo los alimenté con un poco de la educación cinematográfica que tuve y con las cosas que a lo mejor imaginaban que existían pero que no conocían”, comenta el cineasta.
Pérez Solano precisa que “Espiral” no es una película indígena, aunque algunos quieran verla como tal, “y no porque yo no quiera, sino porque no podría hacer una película indígena, es una película mestiza”, como mestizo es el cine mexicano.
Revela que el guion lo leyó el también cineasta mixteco Ignacio Ortiz, y aunque platicaron sobre el proyecto y recibió de él algunos comentarios y sugerencias, no han tenido mayor contacto. “El no ha visto la película y no sé si la vea alguna vez”, aclara. Por eso considera que no se puede hablar de que esté surgiendo un movimiento de cine mixteco, aunque admite que le gustaría que, más que un movimiento regional hubiese un movimiento de cine mexicano en el que pudiesen confluir los cineastas actuales, porque “al final de cuentas todos venimos del Indio Fernández, de Ismael Rodríguez, de Alejandro Galindo o de los cineastas más recientes como Felipe Casals o el mismo Jaime Humberto Hermosillo”.
Renuente a revelar detalles de su nuevo proyecto cinematográfico (“ya lo conocerán cuando lo esté haciendo”), sólo adelanta que también tendrá que ver con la Mixteca y que lo trabaja de manera simultánea con otro proyecto que tiene en el Distrito Federal, porque busca equilibrar el cine autoral con el cine comercial: “No hay que olvidar que el cine es un medio de educación, de difusión de las ideas y de reflexión; por eso tenemos que buscar el equilibrio y no dedicarnos sólo a un público muy pequeño, sino también debemos tratar de que la gente llene las salas… y que las llene para ver cine mexicano”.

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