sábado, 13 de junio de 2009

El bien común


Jacinto Martínez

El ideal del bien común puede ser la utopía en la que muchos seres humanos han soñado a través de historia. Sin embargo, en múltiples ocasiones esa utopía se ha vuelto contra el ideal y lo contradice brutalmente cuando parte da falsa premisa de que la felicidad de un pueblo pude depender de una idea o, peor aún de una persona o de un grupo de redentores sociales.
La construcción del bien común es una obra permanentemente, es un movimiento que tiende hacia otro, hacia el bien común. Esto significa que toda obra a favor del otro regrese a su origen; es lo deseable, porque el bien que se devuelve en bien contribuye al bien general y se convierte en solidaridad que es el rostro social del amor. Como la expresión de José Ortega Gasset “Yo soy yo mismo y mis circunstancias, y si no las salvo a ellas, no me salvo yo”.
La humanización de la sociedad no se construye solamente con aquellas personas con las que compartimos las mayores afinidades, sino también con todas aquellas que sean educado en diferentes ideas, en un mundo cultural distinto. El respeto a esa diferencia constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que ha de edificarse el bien común.
Para el filósofo Francés Jacques Maritain, el bien común… “es el conjunto de circunstancias necesarias al progreso de la vida material, intelectual y moral de la comunidad. Ese progreso debe alcanzar un grado conveniente al bien a la paz del todo, y debe realizarse en tales condiciones que procure a cada persona las garantías reales, tanto económicas como políticas, que un desarrollo humano normal exige; y debe realizarse de tal modo que cada persona sea positivamente auxiliada en la conquista paulatina de su perfecta vida de persona y de su libertad espiritual”
De acuerdo al pensamiento aristotélico menciona “si la ética, no es política no es ética” (Ética Nicomaquea) “si la política no es ética, no es verdadera política” por lo que podemos señalar que la universalidad de la ética, su vigencia y su vivencia, es lo que le da pleno sentido al que hacer político.
Para sustraer al ser humano de las visiones siempre parciales y fragmentarias del relativismo, del individualismo, del materialismo, del anarquismo y de otros “ismos” iguáleme nocivos, es preciso poner frente a sus ojos (los del cuerpo y los del alma), la belleza del bien común temporal, punto de apoyo de toda acción auténticamente política.
Pero para liberar al ser humano de la tentación del autoritarismo y de los mesianismos de toda clase, es preciso ayudar a abrir los ojos del alma sobre la grandeza del bien común trascendente, cuya naturaleza permite considerar la acción política del Estado como esencialmente incapaz de colmar las mas profundas aspiraciones del alma, porque no corresponde a la acción política el perfeccionamiento espiritual del ser humano.
La procuración del bien común es el natural de la política, fin que solamente se alcanza si es fiel de manera rigurosa a ese principio de de principios, el respeto a la eminente dignidad de la persona humana. Dignidad que únicamente se puede proteger en un orden social justo, construido a la medida y según los fines de la naturaleza humana.
¿Cuántos de los partidos políticos promueven el bien común? ¿Cuántos de los candidatos que contiende en esta elección realmente por su trayectoria, personal, política, pasada y actual han vivido y practicado el bien común? ¿Cuántos de los que se dicen ser lideres o luchadores y que hablan con una retorica romántica social comunista, y viven como capitalistas? ¿Cuántos de los que se desgarran las vestiduras por proteger, actuar y decirse proletariados, realmente viven como burgueses?. Las respuesta son muchas, la verdad es una, cada uno de nosotros tendrá su mejor opinión y de penderá de nosotros el avance o el retroceso de nuestro país al votar este 5 julio.

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