lunes, 7 de septiembre de 2009

Editorial

No más “Jicayanes”

El viernes 28 de agosto se registró un enfrentamiento entre integrantes de las secciones 22 y 59 del magisterio oaxaqueño, padres de familia y vecinos de San Pedro Jicayán, en la región de la Costa, cuando los integrantes de la primera intentaron recuperar una escuela que estaba en poder de sus oponentes.
La muerte del profesor Artemio Norberto Camacho Sarabia incrementa el saldo sangriento que arroja el conflicto magisterial iniciado en la entidad en el año 2006, y enrarece el ambiente cuando apenas inicia el ciclo escolar 2009-2010.
La información conocida a través de los medios de comunicación indica que los integrantes de la sección 22 fueron recibidos a tiros por un grupo de personas –se presume que padres de familia y simpatizantes de la sección 59– que trataban de impedir a toda costa la “recuperación” de la escuela primaria bilingüe “Libertad”. No lo consiguieron, pero en cambio privaron de la vida a un profesor y causaron heridas graves a dos personas, entre ellas una maestra en avanzado estado de gestación, y lesiones de menor consideración a una veintena de personas.
Tratar de establecer las causas de la violencia en San Pedro Jicayán nos remitiría a los orígenes del conflicto que derivó en la creación de una nueva sección sindical y una lucha encarnizada entre ambos grupos por el control de los espacios educativos y de las plazas laborales. Pero sí es posible identificar factores que han contribuido a que la violencia se haga presente nuevamente en el magisterio estatal.
El enfrentamiento de San Pedro Jicayán no es un caso aislado ni mucho menos imprevisto o imprevisible. La violencia se veía venir desde hace meses, cuando los integrantes de la sección 22 anunciaron la “recuperación” de escuelas y módulos en poder de la 59, y los miembros de esta última, secundados por algunos padres de familia, advirtieron que no entregarían las instalaciones que tenían en su poder.
¿Quién o quiénes son responsables? Los responsables sobran: lo son quienes han creado grupos de “defensa” de las escuelas, dotándolos incluso de armas de fuego, pero también quienes inducen a sus seguidores a la “recuperación” de los planteles; los son quienes mantienen posturas radicales que imposibilitan la búsqueda de puntos de encuentro que permitan hallar una salida al conflicto que vive la entidad desde hace décadas; pero lo son también las autoridades del IEEPO, quienes han mantenido una actitud ambigua y variable en relación con la existencia de los “módulos” en poder de la sección 59; y lo son las autoridades encargadas de preservar el orden en las comunidades, que no han tenido la capacidad de detectar y advertir de manera oportuna los “focos rojos” que existían desde mucho antes de los sucesos del viernes pasado.
Jicayán no es un caso único: en diversos puntos del estado han surgido conflictos similares que pueden convertirse en otros “Jicayanes” si no se toman las medidas necesarias con la debida oportunidad.
Aquí mismo, en la agencia Vista Hermosa, el caso de la Secundaria Técnica 189 puede generar situaciones violentas cuyas consecuencias serían muy lamentables.
Es urgente que las autoridades actúen de inmediato para buscar soluciones viables a la disputa por los espacios educativos, pero también que los dirigentes de ambas secciones lo hagan de manera responsable para apartar a sus seguidores del camino de la violencia.Oaxaca y Huajuapan no quieren más “Jiacayanes”…

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