miércoles, 8 de julio de 2009

Sin-taxis: el respeto al derecho ajeno es la paz


Segunda y última parte)

Abril Valdez

Cada vez que la señora Hortensia Ruiz, de 36 años, quiere cruzar la calle, busca incesantemente la mirada compasiva de algún automovilista que le ceda el paso. Las congestionadas vías del centro de Huajuapan no le dan espacio para maniobrar la silla de ruedas que usa desde hace 14 años. Lo mismo sucede cuando busca estacionamiento: ha llegado a deambular en su Nissan modelo 1995 durante casi una hora, hasta encontrar un lugar donde las banquetas no sean muy altas, porque invariablemente los espacios para discapacitados están ocupados, incluso el de la calle Antonio de León, a un costado de la Casa de la Cultura, donde ha visto a varios funcionarios del ayuntamiento descender en dos piernas; “tal vez por discapacidad mental”, argumenta.
Este testimonio también es resultado de la falta de planeación, del apoderamiento de los lugares aptos para estacionarse, por taxistas, por pintas ilegales, por los llamados “apartados”, y porque en Huajuapan no hay cabida para éste grupo vulnerable, reconoce el regidor del ramo, Wenceslao Rodríguez Salazar.
Lo anterior a pesar de que la Ley de Personas con Discapacidad y Senescentes para el Estado de Oaxaca señala en su artículo 10 que los Ayuntamientos deberán observar y prever facilidades urbanísticas y arquitectónicas adecuadas a las personas con discapacidades, y en su apartado 16 indica que las autoridades de Tránsito deberán aplicar multas a quien invada estos espacios, infracción que alcanza los 4 salarios mínimos, 200 pesos.
En el centro de Huajuapan hay 4 espacios para discapacitados y sólo dos son para estacionarse: el que está ubicado frente al mercado Porfirio Díaz en Trujano, y el de Antonio de León, junto a dos espacios para “vehículos oficiales”, aunque los espacios privilegiados son sólo para los altos mandos, porque algunos regidores pagan hasta 300 pesos mensuales de estacionamiento, todo con tal de ir en coche a trabajar; además se protegen contra los robos y cristalazos.
Mientras que en Colón frente al andador conocido como la “L”, hay un descenso con rampa, al igual que en Heroico Colegio Militar, frente a la Casa de la Cultura; espacios que los taxistas obstruyen, y no hay multas de por medio.

Un problema social

La gente con capacidades diferentes no es la única afectada: también lo son los comerciantes que ven la proliferación de sitios de taxis y la falta de estacionamiento ya no como problemas de tránsito, sino sociales, mismos que han ocasionado enfrentamientos entre vecinos, taxistas y comerciantes, aunados al aumento en padecimientos del siglo XXI como el estrés y las crisis nerviosas por el intenso ruido.
Sagrario Monterrosa, quien tiene 20 años con su negocio “Néctar Zapoteco”, en Nuyoó número 20, dice que los taxistas y el transporte de carga ligera se han apropiado de la calle; los clientes no encuentran lugar y se van. En promedio pierde por día 25 compradores potenciales; sus ventas han caído 40 por ciento y ha perdido también a sus clientes foráneos de Puebla, Oaxaca y Guerrero. “Batallo mucho, a veces hay que decirles que les llevamos su mercancía hasta un estacionamiento, pero la verdad muchos se nos han ido”, refiere.
Comenta que las autoridades municipales “no se han puesto las pilas” y que en Nuyoó prevalece la anarquía, incluso de parte de los elementos de Tránsito del Estado que según testimonios de los automovilistas “no se meten con los taxistas” pero al ciudadano la multan si sobrepasa, aunque sea por 5 minutos, el límite de la hora, aunque la calle esté llena de taxis que invaden ese tipo de señalizaciones.

“Mordidas” de 50 a 200 pesos

Y es que dicen que los tiempos también están difíciles para los oficiales de Tránsito que prefieren hacer la ocasión y sacar “mordidas” de a 50, 80 y hasta 200 pesos –lo que les costaría una infracción–; por eso prefieren que siga el desorden con dispensas para los taxistas que infringen el reglamento.
También hay casos como el de Patricio Cedillo de Exclusivas Albert de la calle Valerio Trujano que dice que el problema no son los taxistas, sino la falta de solidaridad y civilidad entre vecinos que estacionan su autos frente a los negocios –ante la falta de espacio dentro de las casas- e incluso cuando salen los apartan con sillas ó botes, “cuando se los quitas tantito para que venga a comprar un cliente, se molestan”.
Esta situación provoca tensiones que van quebrantando la convivencia vecinal. En ocasiones hay quienes optan por no usar su auto, con el riesgo de enfrentamientos verbales e incluso golpes, como sucedió en el reciente conflicto entre transportistas de carga ligera de la CTM y la CROC –que buscaban nuevos cajones de estacionamiento–, donde los vecinos fueron amenazados.
Al respecto, el presidente del comité de la calle Nuyoó –lugar donde los vecinos se han organizado para frenar a los transportistas– Fidel López González, reconoce que las autoridades “duermen el sueño de los justos” en el reordenamiento del transporte, meta que se fijó la presidenta municipal Martha García Manzanares al inicio de su administración y de lo cual no hay ningún avance. Y recuerda los inicios de su participación en el comité, cuando un conato de enfrentamiento con los taxistas del Frente Popular Revolucionario lo hizo reflexionar y unirse al grupo actualmente integrado por 50 vecinos.
López González dice que tanto a nivel estatal, municipal e incluso en Tránsito las decisiones se mueven a través de intereses políticos: “Ellos no tienen el valor, cuando se trata de organizaciones priístas, aunque sea piratas hay concesiones”, afirma.
Dice que más vale que los afectados lleguen a buenos arreglos con los taxistas e incluso dijo que los diversos sitios les hacen propuestas, como el Guelaguetza que de aceptar su entrada los chóferes ayudarían con tequios para la limpieza, la decoración durante la fiesta patronal, e incluso el pago de alumbrado público. Aunque aún está por verse, pues los vecinos de Nuyoó han dicho que ni un sitio más… con 5 es más que suficiente.

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