sábado, 27 de junio de 2009

Guadalupe Santa Ana, Puebla… ¿Coincidencia o prodigio?


Azul Guzmán

En la Mixteca poblana hay un pueblo llamado Guadalupe Santa Ana. Se ubica a la mitad del camino que une a Acatlán de Osorio, Puebla, con Mariscala de Juárez, Oaxaca. Como casi toda la Mixteca poblana, su temperatura es demasiado alta la mayor parte del año.
En ese poblado hay una costumbre que inició en 1932: se cuenta que ese año las lluvias fueron demasiado escasas; los sembradíos se estaban marchitando a causa de la gran sequía que azotó a la región; el párroco propuso a los fieles hacer una penitencia: llevar una pesada cruz desde Guadalupe Santa Ana hasta la punta del Cerro Campana, un cerro que se localiza a unos 8 kilómetros de distancia. Los fieles aceptaron gustosos. Aquellos campesinos pusieron toda su fe en lo que les proponía su sacerdote y todos, sin excepción, fueron descalzos, rezando, y pidiendo que cayera la lluvia.
Era un 22 de agosto. Las mujeres del pueblo no fueron; se limitaron a acompañarlos con sus rezos desde el templo y desde las casas. Los niños veían con curiosidad veían a sus padres hacer algo totalmente distinto a lo que habían visto.
La caminata iba lentamente, la pesada Cruz no permitía ir de prisa; el párroco, entre rezos, suplicaba por los campos y por las cosechas, y los feligreses respondían "Amén". El recorrido duró varias horas por lo complicado de la subida, aunado al ayuno al que voluntariamente se sometieron para ganar mayores gracias. No habían terminado de llegar a la cumbre de Cerro Campana cuando las nubes tomaron un color oscuro, la temperatura empezó a bajar, y lo que habían pedido con tanta fe se convirtió en realidad: empezó a llover en medio del júbilo y las lágrimas de los guadalupenses.
¿Casualidad o milagro? cada quien tendrá su propio punto de vista al respecto; lo cierto es que fue una fecha que pasó a inmortalizarse entre ellos.
Cada 22 de agosto, los guadalupenses tienen una cita en el Cerro Campana. Desde una semana antes, un grupo de jóvenes va por la cruz para pintarla y darle algún arreglo que se considere necesario: clavos nuevos o tornillos; en fin, lo que se vea conveniente.
La tienen en su templo durante una semana y el 22 muy temprano, con júbilo y con manifestaciones de alegría, realizan el mismo recorrido que sus abuelos y padres hicieron hace muchos años.
Este 2009 cumplirán 77 años con esta tradición. Son varios pueblos que con el correr de los años se han sumado a la peregrinación, entre ellos San José Mixquitepec, Santa Cruz, Vistahermosa, San Miguel Angostura, San Antonio Chiltepec, y La Providencia.
Ahora las cosas han cambiado: ya van hombres y mujeres por igual, y son cientos los que van a recordar aquel suceso de 1932.

No hay comentarios: